Creemos que las Escrituras en sus 66 libros son La Palabra de Dios, la autoridad para enseñar y practicar la vida cristiana. Las Escrituras son inspiradas plenaria y verbalmente por Dios, y no tienen error.
(2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:20, 21)
Creemos en la Santa Trinidad. Dios existe en tres personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Cada uno es una persona y los tres son un solo Dios. (Lucas 3:21-23; Mateo 28:19)
Creemos que el Padre es la primera persona de la Trinidad. El tiene toda autoridad, es autosuficiente y soberano sobre el universo. El propuso desde la eternidad pasada redimir Su pueblo y por Su poder y sabiduría actúa en la historia para cumplir Su Palabra.
Creemos que Jesús es la segunda persona de la Trinidad. Creemos en el nacimiento virginal de Jesús, concebido por el Espíritu Santo, que nació sin pecado (Lucas 1:30-35) y vivió sin pecado (Hebreos 2:17, 18); que El murió en la cruz en propiciación por nuestros pecados (Romanos 5:8; 3:;23-25) y resucitó al tercer día comprobando la veracidad de Su Divinidad y Su Palabra (Juan 20:1-29; 1 Corintios 15:2-4); que está en el cielo y que vendrá otra vez por Su Iglesia para reinar sobre la tierra. (1 Tesalonicenses 4:13-18; Hechos 1:11; Apocalipsis 19)
Creemos que El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad y mora en todos los creyentes desde el momento que ellos creen y mora en ellos por siempre. No es posible tener más de El, pero El quiere más control de cada creyente. (Efesios 5:18; Romanos 8:9-11; 1 Corintios 12:13)
La Salvación: Creemos que el hombre es salvo sólo por la gracia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, por poner toda su confianza en Jesús como el único Señor y Salvador. (Efesios 2:8-10)
Creemos que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo (Efesios 5:23), el organismo escogido por Dios para extender el conocimiento de El en la tierra (Mateo 28:18-20)
El Espíritu Santo da Sus dones a cada creyente de acuerdo con Su voluntad(1 Corintios 12:4-11). Algunos dones fueron dados a la Iglesia primitiva como señales para confirmar la Palabra de Dios (Hebreos 2:4). Como ahora tenemos la Palabra completa (la Biblia) algunos dones no son necesarios hoy en día.
Aunque reconocemos que pecaremos hasta estar en la presencia de Dios, creemos que los creyentes deben vivir de tal manera que honren y glorifiquen a Cristo (Colosenses 1:10). Esto se logra por medio de presentar nuestros cuerpos a Dios como sacrificio vivo y transformar nuestra forma de pensar (Romanos 12:1-2), vivir digno de nuestro llamamiento en Cristo (Efesios 4:1-3), cuidar nuestra forma de hablar (Efesios 4:29-32), mantener nuestro tiempo devocional diario (Deuteronomio 6:6-7; Mateo 6:6; Efesios 6:4), y congregarse fielmente con los demás creyentes de la iglesia (Hebreos 10:25).
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